El hotel tiene tres albercas y tres chapoteaderos de buen tamaño. Aunque acudí en temporada alta, no estaba a reventar de gente y pude entrar a los restaurantes sin muchas aglomeraciones siempre y cuando no fuera en la última hora de operación. La comida está pasable, como en cualquier buffet y todos los días es lo mismo, así que te recomiendo preguntar a los locales si es que te interesa la experiencia gastronómica.
Yo me hospedé en las villas, y aunque son un poco más caras, les urge mantenimiento pues tanto el mobiliario como la construcción ya están bastante maltratadas. En la villa puedes meter hasta 6 personas, pero con el extra que te cobran por cada persona adicional tiene más sentido alquilar dos habitaciones, pues sólo cuentan con un baño (que por cierto no tiene puerta en la regadera, así que cada que te bañas se sale el agua hasta la habitación).
La playa está bonita y tranquila, desafortunadamente me tocó muy picado el mar pero estaba todo muy limpio y no estaba atascado de personas, como si sucedió en la playa del Fontan, un hotel más económico que está cerca.
El personal es 50/50, hay unos muy amables y otros que dependía de la propina que dieras, pero era de esperarse.
No recomendado para abstemios pues al ser all inclusive hay borrachos por todos lados, sobre todo en la alberca del caracol.
En general, yo esperaba un poco más por el precio pero mi experiencia fue muy similar a otros hoteles más económicos como el Holiday Inn o incluso el Emporio.