La ubicación es maravillosa, indudablemente en la mejor zona de Lima, de mucha tranquilidad, absoluta paz. Ya había estado en el hotel y siempre regresare al mismo. El bufete de desayuno es muy completo, se siente que todos se esmeran mucho en satisfacer al huésped . Las habitaciones muy amplias, perfectas. El lobby es muy relajante e íntimo. En el bar, también excelente servicio, con muy buena comida. En realidad me gustaría regresar a Lima para hospedarme en el hotel y salir a caminar. En la esquina del hotel esta la parroquia de Fátima que esta hermosa, no pueden dejar de visitarla y lo mejor es que nunca oí campanadas por lo que el descanso es hasta la hora que uno quiera. Felicidades.