Pagando en este hotel de 3*** a finales de noviembre más de 150 euros por una noche, pensaba que estaría casi lleno, pero mi sorpresa fue que no era así: el hotel estaba medio vacío. Parece que la estrategia consiste en ofertar pocas habitaciones a un precio más caro, y que el servicio de habitaciones las limpie solamente algunos días de la semana para ahorrarse el 60% de los costes de limpieza.
La racanería de este hotel sigue siendo la de siempre: ni mueble bar, ni toalla de ducha (solamente la de lavabo, la de bidé y la alfombrilla de ducha), la TV más pequeña que mi tablet (literalmente) y el set de baño reducido a un vaso de plástico de los chinos y una mini pastilla de jabón de manos... lo cual nunca me ha importado hasta que me han cobrado el triple por la misma habitación de siempre. Ah, y eso a través de Hotels.com porque en la web de Travelodge me pedían 220 euros, lo cual me hace acordarme con sorna de aquel compromiso que decían tener de ofertarte directamente el precio más barato: jaja!
Para colmo de males, SUPUESTAMENTE, los de Hotels.com se equivocaron y enviaron al hotel una reserva de una habitación con DOS camas, en vez de UNA cama doble que yo había elegido. Esto no sé si es verdad o es mentira, pero el resultado es que dormí peor que nunca en este hotel.
Lo único que se salva es la amabilidad del personal de recepción y la limpieza de las instalaciones, sin queja por mi parte. Todo lo demás y a ese precio: no me vuelven a ver el pelo por allí nunca más.