Una agradable experiencia, un pequeño paraíso escondido con bonitas instalaciones, puedes disfrutar de la tranquilidad pues no es muy concurrido a pesar de ser temporada alta. En su interior las habitaciones muy amplias y cómodas, cuentan con cocineta, refrigerador, parrilla eléctrica, microondas, y loza para cuatro personas, el personal muy amable y accesible, aunque el menú es reducido, su servicio de alimentos es barato y delicioso. Prácticamente puedes vacacionar desde el balcón de tu habitación disfrutando la paz que hay alrededor, la vista increíble de la bahía de Manzanillo y el sonido de aves de mar y el romper de las olas.