El hotel está muy bien ubicado. En el Barrio de Getsemaní, pero muy cerca del centro histórico (5 minutos caminando). Las instalaciones son adecuadas, un antiguo edificio en magnífico estado de conservación. La terraza es de lo mejor que tiene el hotel, pues cuenta con una pequeña piscina y una vista muy agradable. El desayuno es bueno. El único inconveniente del hotel es que sus habitaciones no cuentan con aislante de sonido, y al estar en una zona cercana a restaurantes y bares, es bullicioso durante las noches. Además, justo al lado hay una construcción, así que en las mañanas el ruido puede resultar molesto. Incluso se escucha mucho la bulla de las personas caminando o hablando por los pasillos. En algunas ocasiones no tenían toallas limpias.