El hotel está muy bien ubicado, el único inconveniente es que para entrar, hay que subir unas escaleras con las maletas y nadie te ayuda. La recepción es pequeña pero nos atendieron muy bien y nos consiguieron shuttle más barato para el regreso al aeropuerto.
Por el tamaño del elevador y pasillo pensamos que el cuarto sería pequeño, pero fue de muy buen tamaño para estar en París, la decoración muy padre, pero lo mejor fue la vista a Notre Dame. El baño se veía nuevo y estaba limpio, aunque no tenía regadera, sólo tina y micrófono.
Enfrente del hotel está el metro, hay muchísimos restaurantes alrededor y tienes caminando muchos lugares interesantes. La próxima vez regresaremos al Hotel.