Nos ha encantado. Como todo, tiene cosas mejorables (tamaño del ascensor, precio del desayuno, la velocidad de la Wifi), pero por lo general nos ha sorprendido muy gratamente. El personal muy amable, sobre todo la chica italiana con la que coincidimos más a menudo. La habitación (nos tocó la 57, que hace esquina) con unas vistas espectaculares y una cama increíblemente cómoda. Muy bien climatizada y con un baño más que suficiente para una pareja. La ubicación excelente: veníamos del aeropuerto Charles de Gaulle y cogimos el RER (B) hasta Gare du Nord, y desde allí tardamos quince minutos caminando en llegar hasta el hotel. Muy cerca del centro. De esos hoteles que apuntas como referencia para futuras visitas.