Inmejorable experiencia. Un hotel boutique más que recomendable, en un entorno precioso. La atención del personal, la limpieza, todos los detalles cuidados hacen que se destaque. La vista maravillosa desde las habitaciones, la comida deliciosa, sana, rica, bien preparada y a precios razonables para la zona. El desayuno riquísimo y copioso y ese detalle de servir "merienda de cortesía" entre las 16:00 y 17:00, al regreso de la playa, horario para seguir degustando su exquisita pastelería lo hacen que se destaque como alojamiento. Lo volvería a elegir cada vez que volviera.