La habitación del hotel era pequeña pero bonita, con camas empotradas en la pared, a mi gusto un poco juveniles, pero comodas. La habitación no contaba con televisor, que en lugar de ser desagradable fue lo contrario porque pude platicar con mi pareja y no perdimos el tiempo. Tuvimos muchas ganas de meternos en la piscina que invitaba a hacerlo pero nos abstuvimos porque el agua estaba helada. También, aprovechamos jugar un poco de billar.