Excelentemente ubicado atras de la Catedral. Una parte del hotel es la casa donde vivio Mozart. Tiene un patio interior muy acogedor que es donde se ubica el bar (sirven un martini delicioso). Si llegas tarde de tu vuelo (por la noche), puedes encontrar comida solamente en una de las calles que desemboca en la plaza de la catedral, en un puesto de salchichas muy buenas y tipicas de Viena, o bien en otra de las calles q da a la misma plaza hay un McDonalds, es lo unico que hay porque todo cierra muy temprano; de dia hay una gran variedad de cafes y restaurantes a unos pasos y dentro del mismo hotel. La habitacion que escogimos fue maravillosa porque tiene 2 pisos y la recamara de la planta baja ademas tiene puerta que aisla el ruido. Ademas arriba y abajo hay tv y aire acondicionado independiente. El baño tambien muy conveniente porque tiene separado el cuarto de sanitario y el de la regadera y lavabo.
El servicio del personal muy bueno.
El hotel tiene un encanto muy particular. Me encanto.