La Abadía de Fontenay en Borgoña fue fundada en 1118 por San Bernardo de Clairvaux, un destacado santo francés, y es la abadía cisterciense más antigua del mundo. Reconocido como monumento histórico francés en 1862, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1981. Fue uno de los primeros monumentos franceses en esta lista, que ha distinguido el excepcional interés de la Abadía y su entorno natural. Después de la revolución francesa, que condujo a la salida de los monjes, se convirtió en un uso industrial que conservaba todos los edificios del período románico: la iglesia de la abadía, el dormitorio, el claustro, la sala capitular, la sala común y la forja . La Abadía está decorada con un parque ajardinado que fue incluido en 2004 como "Jardín notable" por el Consejo Nacional de Parques y Jardines. Situado en el norte de Borgoña, se encuentra en un valle completamente conservado que se extiende por más de 1.200 hectáreas. Desde 1820, la Abadía de Fontenay ha sido propiedad privada de la misma familia, que continúa preservando este sitio excepcional que se abre a visitas públicas durante todo el año. La Abadía recibe cada año a 100.000 visitantes que llegan a admirar la belleza y la pureza de la arquitectura virgen durante 900 años, y disfrutan de la tranquilidad de un lugar diseñado para la espiritualidad.