Bien ubicado, decoración original con referencias a su antiguo uso, un periódico, camas cómodas, habitaciones justas, como la mayoría en Amsterdam.
A mejorar, el minibar sonaba como una motocicleta, tuvimos que desenchufarlo para poder dormir. El desayuno, 26 euros por persona por el desayuno me parece un poco caro, incluso para ser Amsterdam.