Ya he ido en varias ocasiones. Aun así, echo de menos detalles que tenía el hotel hace años. Te recibían con una copa de proseco que agradecías, pues te hacía sentir especial. Ahora es un alojamiento bueno, sin más. Destacable el desayuno en su comedor, que es un teatro. Menos amenities en el baño, o si los quieres, de pago. Como hotel, buena calidad y limpieza. Personal agradable.