El hotel está muy abandonado, con algunas áreas francamente descuidadas. La primera noche, el cuarto estaba invadido de mosquitos que nos picotearon toda la noche. En la mañana muy temprano, se pusieron a arrastrar muebles en el piso superior, con gran estruendo.
El restaurante solo ofrece, en horarios muy limitados, antojitos muy simples, como quesadillas, huevos fritos y similares.