La bienvenida fue buena. Había café y agua de cortesía. El problema fue al día siguiente. Imposible descansar, los ruidos desde muy, muy temprano: puertas azotadas; ruido de tazas y platos, aunque ya no había café; el carro de la ropa; y otro más que no identifiqué, pero parecía que alguien estaba haciendo algo de mantenimiento. Entonces se interrumpió el sueño y nos despertó abruptamente.