Hotel bastante antiguo, al que le haría falta una buena “limpieza de cara”. Está a las afueras de Nápoles, en una zona de concesionarios de vehículos. Nosotros íbamos en coche, por lo que no nos supuso ningún problema estar lejos del
Centro y, además, había aparcamiento en el propio hotel, lo cual es una ventaja. Desconozco si el transporte público desde
El hotel era bueno, pero lo que si puedo comentar es que llegamos en domingo y en recepción nos comentaron que ese día no funcionaba. El wifi inexistente. El desayuno bastante pobre (no había ni fruta).