La situación del hotel muy buena, con paradas de las diferentes líneas de metro y buses cerca. El personal un encanto, súper amables y agradables, a pesar de nuestros problemillas con el idioma jejeje... Pero la estancia debido a las instalaciones del hotel, una pena.
Lo más horrible el baño, no tenía calefacción y las ventanas no aislaban nada, hacía tal frío que no nos atrevimos a ducharnos, por no hablar del moho que había debido a la humedad.
Por otra parte, en la habitación cabían las camas y poco más, casi no podíamos pasar entre la cama y la pared. La cama supletoria que le montaron a mi hija durísima, como una mesa. Pegada al calefactor, que no se podía arrimar a la pared porque se quemaba, pero la cabecera la tenía pegada a la ventana que no aislaban nada y le entraba el frío por la cabeza. Cómo ya he comentado la falta de espacio, era imposible colocar su cama en otra parte... acabó durmiendo con nosotros las tres noches.
Por último, no sé qué tipo de insonorización tendrán las habitaciones, pero alojaron en la de al lado a unos chavales, y parecía que los teníamos con nosotros haciendo su botellón, imposible dormir hasta que se fueron a las 12 de la noche, y cuando regresaron a las 3 o las 4 de la mañana nos volvieron a despertar...menos mal que sólo coincidimos con ellos esa noche.
En fin, lo siento por el personal porque eran adorables, pero no volveré a este hotel ni lo recomendaré.