El Hotel está a 300 metros de la Estación del Este y del metro Poissonerie. Está en una calle no demasiado transitada pero con un restaurante de comida africana al lado. Por las noches siempre había africanos junto al hotel pero no tuvimos nunca ningún problema.
Alguno de los recepcionistas hablaba español. Como llegamos antes de las 3, nos guardaron las maletas. Al hacer el check-in tuvimos que pagar la tasa turística (1,8 por persona y noche), pero no nos dieron un justificante de ese pago y el último día querían cobrárnoslo de nuevo, por lo que aconsejo pedir dicho justificante al pagar la tasa.
Había solicitado una habitación con ascensor y así me la proporcionaron. El ascensor era algo estrecho y tras llegar al piso correspondiente había que subir varios escalones. Hay que tener en cuenta que hay habitaciones interiores solo accesibles por estrechas escaleras.
La habitación era amplia, con 2 camas cómodas, mesa, dos sillas, armario, portamaletas, aire acondicionado, moqueta, televisión (con canales internacionales que apenas se veían). El baño era normal, de buen tamaño, con bañera y dispensador de gel. La habitación estaba limpia y, aunque era exterior, no se oían ruidos de la calle.
El punto negativo del hotel es el desayuno. Pagado en el hotel cuesta 9,5 euros/persona. Es escaso, con poca variedad y con un servicio pésimo. La mujer encargada no repone lo que se acaba y no limpia las escasas mesas del comedor. Teníamos que pedirle que hiciera su trabajo: un desastre.