Ha sido hasta el momento la mejor experiencia en hoteles que hemos tenido, así como también el más caro. La atención es personalizada, se preocuparon en todo momento de que me sintiera cómoda (fui embarazada), siempre atentos a nuestras necesidades. El restaurante Karai es un lujo, si se quedan aquí DEBEN reservar un día para comer aquí, una experiencia increíble. El bar de la azotea muy agradable, los tragos sin alcohol exquisitos y con una bella vista de Santiago. El desayuno excelente y muy completo. La habitación cómoda, limpia, los baños excelentes. Sería perfecto si tuvieran spa para aprovechar al máximo la estadía.