Mi cuarto en la playa con vista al mar me encanto, mientras estábamos en la playa, nuestro hijo de cuatro podía subir al cuarto y bajar por sus juguetes con seguridad, el monitor alcanzaba perfectamente la distancia.
Por las noches jugábamos en la arena viendo las estrellas un día hasta las doce de la noche, cuando el hotel estaba ya en silencio, espectacular!
En las noches mientras cenábamos en el restaurant el corría y jugaba en la arena, siempre seguro.
Todo lo que pedimos estuvo delicioso, nada que no nos gustara, el servicio amable, rápido y eficiente.
Los precios parecidos a la Ciudad de México, nada exagerado.
El cuarto siempre impecable, luz, toallas limpias, aire acondicionado.
Fue un fin de semana divino y relajado.