Viajar para creer: Expresiones de la tierra, la sal y el agua, en Sudamérica
Hace unos días, el volcán Cotopaxi nos recordó, como esos colosos suelen hacerlo, lo poderoso que es este planeta Tierra. Y de todas sus expresiones, las erupciones volcánicas son quizá las más increíbles, pero… no las únicas. A continuación tres sitios que sólo porque podemos visitarlos, nos consta que son de este mundo.
El volcán Cotopaxi y su cráter en el cielo
Este volcán nevado de casi seis mil metros sobre el nivel del mar es uno de los destinos predilectos de quienes viajan a Ecuador, pues a pesar de que, visto desde casi cualquier ángulo, parece de otra constelación, está a apenas 50 kilómetros de Quito, la capital.

Pero además de su imponente presencia, la visita a esta “garganta de fuego”, que es como se llama en la lengua preincaica de los panzaleos, implica pasar la jornada entre bosques vírgenes, bellísimos lagos y animales salvajes, entre ellos los esplendorosos cóndores, pero también, en el extremo opuesto del espectro, el rarísimo colibrí del Chimborazo.
Lençóis Maranhenses: el desierto impermeable de Brasil
Cada año, entre julio y septiembre, las lluvias transforman este arquetípico desierto de dunas en un dibujo inverosímil de agua y arena. El fenómeno —único en el mundo— se debe a que el desierto queda muy cerca de la cuenca del Amazonas, y a que el agua de las lluvias no penetra la piedra que yace debajo de la arena. El resultado: el líquido amazónico se ve obligado a pintar de verde, negro, turquesa y azul las lagunas efímeras más caprichosamente hermosas en las que un humano pueda sumergirse jamás.


Salar de Uyuni: el mar blanco de Bolivia
El mar de sal más grande del mundo está situado a cerca de 10 000 metros sobre el nivel del (otro) mar. Además de ser una impresionante atracción visual, el lugar invita a caminar entre los pilares de sal que salen al paso, y que se suman a un paisaje sublime como pocos. Encima, a lo lejos se puede ver al humeante volcán de Tunupa, también en el departamento de Potosí. Y, al centro de este inmenso océano, está la Isla del Pescado, como llaman los indígenas aimara a una elevación de forma semi elipsoidal.

En los alrededores se pueden observar especies también de otros mundos, como cactus gigantes (Echinopsis atacamanensis), o los tres tipos de flamencos que vuelan al borde de la Laguna Colorada. Y resulta que la manera ideal de visitarlo es en una de las excursiones que ofrece el Hotel explora Atacama, ubicado en San Pedro de Atacama, en otro de esos grandes dibujos que pinta la tierra y el agua o, más precisamente, su escasez.