El hotel es muy bonito y céntrico, se encuentra en una pequeña plaza en dónde se pueden comer antojitos regionales, está a media cuadra de la plaza principal, la atención es muy buena y personalizada ya que sólo son 9 habitaciones, el desayuno también es bueno y está incluido en el precio, las tortillas de harina las hacen al momento y son deliciosas, son muy amables en todo momento. El único problema que tiene es que es muy ruidoso, el tren pasa a unos cuantos metros y las habitaciones son poco herméticas y se escucha todo, si buscas una experiencia diferente y buena atención es una excelente opción, a nosotros sólo nos afectó el ruido en la mañana ya que las actividades turísticas en Creel empiezan muy temprano.