Ya es la tercera vez que visitamos el hotel, la primera en invierno. Como siempre, el trato estupendo, buena limpieza, desayuno variado y rico.
Es un hotel clásico pero están haciendo mejoras, está vez nos tocó una habitación modernizada.
Preciosa piscina exterior e inmejorable ubicación, frente al paseo, rodeado de locales de restauración donde cenar y tomar una copa. Preciosa la puesta de sol desde el paseo o las habitaciones con vistas.
Probamos por primera vez el restaurante del hotel, muy elegante, todo muy rico (delicioso el arroz de corvina) y personal muy atento, hacen descuento si estás alojado. Lo único negativo es el trato un poco machista en el restaurante que en los tiempos que corren está fuera de lugar, las mujeres sabemos elegir el vino (y solo le dieron a probar a él) y también podemos pagar la cuenta.
Por lo demás un gusto repetir en el hotel, seguro que volvemos porque nos sentimos como en casa.