Para mí ha sido el hotel perfecto en relación calidad precio.
Tiene todo lo que pido para una estancia a mi gusto: cama cómoda, habitación silenciosa (y con cortinas gruesas!) buena ducha, buen desayuno y cerca del centro.
Además, las habitaciones son nuevas y estaban limpias. No tiene un armario, pero tiene sitio de sobra (ganchos y perchas) para colocar la ropa y un cajón con cierre con combinación. Tiene muchos enchufes a mano y varios que son directamente usb y una buena televisión. También cuenta con dispensadores de jabón y champú y una política clara para el lavado de toallas, haciendo un guiño al cuidado el medio ambiente, aunque en este aspecto seguro que se puede hacer todavía más.
Entre las cosas que no me han gustado tanto está que tiene wifi, pero la de logarte dejando tu correo electrónico.
Lo único que cambiaría, pero creo que es un poco el estilo escandinavo, es el sistema de sábanas: la cama era doble, pero tenía dos nórdicos individuales y cuando llegamos sólo uno estaba puesto con funda, con lo que había que pedir la funda para el otro. Tampoco entiendo por qué no hay costumbre de usar sábanas bajeras, que se ajusten a la cama. De la falta de persianas en estos países mejor ya ni hablo. Al menos aquí tenían una cortina gruesa que tapaba bien la ventana.