El hotel estaba prácticamente vacío, por lo que me sorprende que la habitación que nos asignaron dejara bastante que desear en cuanto a su mantenimiento como el suelo rayado, sillón de piel descorchada, manta en lugar de edredón e incluso agujeros en las sábanas.
El parking vacío y cada vez que teníamos que acceder teníamos que solicitarlo en recepción, nada práctico.
El servicio bastante bueno y atento, pero no compensa el resto de carencias de un hotel que no está a la altura de un cuatro estrellas.
Entiendo que debido a las restricciones por la COVID haya menos servicios disponibles (spa, restaurante y cafetería cerrados), pero dar a los únicos clientes del hotel una de las peores habitaciones, no veo que sea una estrategia comercial adecuada.
No volveremos ni lo recomiendo