Una familiar encontró un alacrán en su habitación y sufrió una lesión en la alberca (parece que dejaron el ducto de aspiración encendido) que le provocó un moretón muy grande y cuando lo reportó al personal de recepción mostraron poco interés y preocupación.
El hotel agradable pero las habitaciones se ven anticuadas.
En general el personal es poco hospitalarios e indiferente. Un mesero nos llevó un menú a la zona de alberca y jamás regresó a tomar la orden. Le hablamos a un sujeto (aparentemente) de mantenimiento (uniforme gris y portaba un radio) para pedirle que nos mandara un mesero y se siguió de largo. La camarista (creo que se llamaba Adanali) y el mesero Armando muy amables y atentos.
Mal WiFi. La regadera es ahorradora, dispersa demasiado los chorros y tardas más en bañarte.
La comida es sólo vegetariana, muy buena y te sorprende gratamente.
Hay una persona que ofrece paseos a buen precio; pero ofrece más de lo que en realidad se recibe. Nos dijo que sería un traslado privado y pasamos por otras personas; mencionó que iba a pedir que nos dieran tres tortugas para liberar a cada uno pero en la reserva sólo dan una por persona; y comentó que las lanchas eran como pequeños yates, sólo porque traen un techo.
Playa Carrizalillo muy bonita, 70 escalones para llegar, cada silla $250 de consumo, camastros $400 más consumo, baños tipo letrina $10 por cada uso, los meseros igualmente indiferentes y abusan en los precios de alimentos y bebidas.