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Es ideal para relajarse y disfrutar de una experiencia auténtica japonesa.
Reservamos una habitación con onsen privado (pequeño pero muy recomendable), pero también probamos los otros dos que tiene el hotel que se reservan por habitación (tienen dos más separados por sexo).
La habitación es muy grande, con una habitación principal muy amplia, donde nos sirvieron la cena, y una pequeña sala para tomar algo cuando los futones estén extendidos en la habitación principal.
La cena nos recordó a los restaurantes de lujo, con un menú cerrado muy extenso de pequeños platos de degustación. Hay que venir con la mente abierta, hubieron platos que nos encantó y otros que no nos gustó nada, pero lo mejor fue probar recetas que de otra manera no habríamos probado. Y lo mismo en el desayuno.
El paisaje que rodea al ryokan es precioso y llegar hasta allí fue muy fácil, sólo tuvimos que coger un autobús en la estación de Tokio (casi dos horas de duración), que te deja a 3 minutos del ryokan (durante el viaje puedes disfrutar de las vistas de Hakone y del monte Fuji).
En resumen, merece la pena invertir algo de dinero en disfrutar de una noche o dos en un ryokan para vivir experiencias que no ofrecen los hoteles al uso.
Ismael
Se hospedó 1 noche en junio de 2018
