La finca en que se ubica el hostal había sufrido un incendio en el hall del portal, de modo que el ascensor no funcionaba. Al encontrarse en un cuarto piso y ser una finca muy antigua con las escaleras centenarias de madera comida por la carcoma, la subida al hostal se me hizo infernal. Generalmente ayudan al huesped en estas circunstancias si bien al no funcionarles el telefonillo no pude avisarles. Amablemente me mandaron una comunicación al mail pero no pude leerla hasta más tarde. Creo que hubiera sido mejor si directamente me hubiesen llamado. Como es natural el hall del portal de la finca olía fuermente a quemado y las paredes estaban completamente negras. Asimismo, las paredes de las escaleras estaban negras en los primeros pisos y aún manchadas en el cuarto. El olor a quemado era aún muy intenso.
Comprendo que en estas condiciones, si se quiere abrir el hostal se deben bajar los precios y preavisar al huesped de las condiciones en que alquila. A tiro pasado este tipo de sorpresas pueden sentar mal.
El hostal, por contra, aún oliendo a quemado, olía ya muy poquito.
Cabe decir en justicia que es un hostal muy limpio y se han esmerado, como siempre, en hacerlo lo mejor posible, siendo la circunstancia acaecida, en parte, ajena a su control.
La chica de recepción fue de lo más atenta y amable. Una mujer agradabilísima.
La web del hostal consta una calle Fuencarral de otra localidad que podría dar lugar a confusión.
Por lo demás muy acogedora y cómoda la habitación.