Iba a dar una mejor calificación a este alojamiento, porque la verdad tiene muchas cosas buenas. La localización junto a la parada de tranvía que en 10 minutos te deja en la playa, mercados a la vuelta de la esquina, piscina pequeña pero suficiente para refrescarse, restaurantes cercanos, muy buen precio, y en el caso del apartamento asignado a nosotros, mucho espacio y una terraza enorme en el sexto piso.
Como dicen otros comentarios, el mobiliario es muy básico, demasiado diría yo, la televisión es pequeña, y en nuestro caso no había ni una barra para colgar la toalla de lavabo en el baño, y la cortina de la ducha olía fatal y estaba medio descolgada.
Tampoco tenía sofá-cama como indicaba la descripción, sino que en el ático hay una cama doble en el salón-cocina, y otra en la habitación de arriba, por tanto no tienes sitio para sentarte a ver la televisión o a leer.
Pero lo peor de todo son las almohadas, son horribles.
También recomendaría a los propietarios que hiciesen uso de una lavandería industrial para la ropa de cama y toallas. Deben utilizar la lavadora del propio apartamento, que no es gran cosa, y sobre todo no deja la ropa blanca como debería. Las toallas están ásperas y las sábanas y fundas de almohadas no se ven demasiado limpias.