La persona que nos recibió fue muy grosero, exigiendo de forma impresa la reservación a pesar de que llevábamos el número de confirmación y el IFE de la persona que reservó, dijo que eso no era suficiente para comprobar que si éramos nosotros los huéspedes, que era necesario impreso la reservación. Después nos fue a sacar de la alberca a las 8 de la noche, refiriéndose a mi amiga como: ya “te había dicho”, en otros hoteles nos hablan de usted por respeto, a pesar de que otras personas nos habían dejado estar en la alberca pues ni ruido estábamos haciendo. El olor de la tubería del baño del lavábamanos horrible y el ventilador no dejaba de sonar la máquina si se ponía en nivel 1.